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TEORÍA DE LOS ESTRATOS LINGÜÍSTICOS

Entre los factores sociolingüísticos que contribuyen a la evolución de las lenguas, uno de los más importantes es el cambio de lugar geográfico de una lengua, lo que da origen a los llamados estratos lingüísticos.

Los estratos lingüísticos son el SUSTRATO, el SUPERESTRATO y el ADSTRATO:

El fenómeno del sustrato se debe a la introducción de una lengua por pueblos advenedizos, lengua que desplaza a la lengua nativa o indígena, cuyas manifestaciones prevalecen o inciden en el uso de la lengua impuesta por parte de hablantes nativos. Por lo tanto, podemos definir el “sustrato” como la influencia ejercida por una lengua nativa o indígena sobre otra lengua implantada en el mismo territorio.

El fenómeno inverso es el superestrato, es decir, la influencia que ejerce la lengua de un pueblo dominante sobre la lengua o lenguas nativas del dominado con la particularidad de que la lengua del conquistador desaparece adoptando la del conquistado, pero influyendo en la evolución posterior de la lengua nativa. Por ejemplo, la lengua latina influida por los visigodos, los dialectos mozárabes de la Península influidos por el árabe, etc.

El término “adstrato” queda referido para algunos lingüistas a la influencia de lenguas vecinas; para otros consiste en el influjo entre dos lenguas que, habiendo convivido un tiempo en un mismo territorio, luego viven en territorios vecinos. El ejemplo del vasco sirve, según cita Amado Alonso, como ejemplo de sustrato del latín y luego del castellano, y en la actualidad como adstrato del castellano.

Desde el punto de vista histórico, este concepto es importante para explicar muchos problemas relacionados con la evolución de las lenguas. En él se basa la llamada teoría de los estratos lingüísticos: cuando en un mismo territorio coinciden durante cierto tiempo dos lenguas, una autóctona y otra impuesta, se producen transferencias entre ellas que dan lugar a alteraciones en sus respectivos sistemas; una de las dos puede llegar a desaparecer con el tiempo, desplazada por la otra, pero en cualquier caso quedarán en la lengua que se acabe imponiendo rasgos, elementos o estructuras que proceden de la desaparecida.

En conclusión, se denomina sustrato al conjunto de rasgos de la lengua autóctona que quedan en la invasora, y superestrato a los que una lengua invasora deja, antes de desaparecer, en la autóctona. Por otra parte, se denomina adstrato a los restos que se transfieren entre dos lenguas vecinas. En castellano, podremos distinguir con claridad entre elementos del sustrato prerromano (las lenguas que se hablaban en la Península antes de la romanización) y de los superestratos germánico y árabe, así como transferencias adstráticas del francés, el catalán, el portugués, etc.

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