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APUNTES DE LA TEORÍA DE LA UNIDAD 2

 

LAS PROPIEDADES TEXTUALES

 

Se entiende por coherencia la propiedad fundamental inherente al texto que hace que pueda ser percibido como una unidad comunicativa y no como una sucesión de enunciados inconexos. Gracias a la coherencia, las partes del texto aparecen relacionadas entre sí en función de la totalidad, y el conjunto se percibe como adecuado al contexto en el que se produce la comunicación.

Ejemplo de texto coherente: Un niño llamado Pepito estaba jugando en el patio de su casa.

Su madre le mandó entrar y le dijo que se pusiera a hacer los deberes, pero a él no le dio la gana. Entonces le castigó sin ver la televisión.

Ejemplo de texto incoherente: Un niño llamado Pepito estaba jugando en el patio de su

casa. Su hija le mandó entrar. El portero dijo que las apagara pero él tenía hambre.

Entonces se examinó de latín.

 

Se denomina cohesión textual a la red de relaciones entre los distintos elementos de un texto que manifiestan lingüísticamente su coherencia. Por tanto, los mecanismos de cohesión son los procedimientos lingüísticos que aseguran o refuerzan la coherencia textual. Dichos  procedimientos son múltiples y muy variados, tanto que es bastante complejo intentar siquiera un análisis completo de todos ellos. Para sistematizar, los clasificaremos en función del plano de la lengua al que afectan, y así distinguiremos los mecanismos gramaticales, los léxico-semánticos y los supraoracionales. También existen procedimientos de cohesión en el nivel fonológico de la lengua (rima, ritmo, aliteración, paranomasia…), pero generalmente solo se dan en los textos líricos.

 

2. MECANISMOS DE COHESIÓN EN EL NIVEL GRAMATICAL

La deixis

La “deixis” (término procedente del griego que significa “mostrar”, “señalar”) es la función representada por ciertos elementos lingüísticos, que consiste precisamente en señalar o designar algo presente entre los hablantes (deixis extratextual) o en el propio enunciado (deixis textual).

Hablamos de deixis extratextual cuando un elemento de la lengua hace referencia directa a algún elemento de la situación comunicativa: a los participantes del acto comunicativo, o a las circunstancias espacio-temporales en que se produce. Los pronombres personales, los demostrativos, los posesivos y algunos adverbios designan los objetos señalándolos y situándolos en relación a las personas que intervienen en el discurso. Por ejemplo, para entender adecuadamente la oración “Tú, dame eso inmediatamente y ven aquí ahora mismo”, debemos conocer la situación en que se ha emitido, pues “tú” señala al receptor, “eso” sitúa un determinado objeto a una determinada distancia del emisor (ni muy cerca ni muy lejos), “aquí” señala el espacio que corresponde a quien habla, mientras que “ahora” indica el momento de la comunicación entre los interlocutores, etc. Cuando los elementos deícticos remiten a las personas que participan en la comunicación, hay autores que hablan de deixis social. Sin embargo, también hay elementos lingüísticos que no se refieren directamente a los objetos de la realidad, sino a otros elementos o fragmentos de discurso que están dentro del propio texto. En este caso, hablamos de deixis textual. En el mensaje “Juan tiró un papel al suelo. La profesora le dijo que fuera a su despacho inmediatamente. Él la siguió y al rato salió muy cabizbajo de allí”, conocemos la referencia del pronombre “le” (a Juan), del determinante “su” (el de la profesora), del adverbio “allí” (el despacho)… porque todas ellas están dentro del propio discurso.

La deixis textual funciona a través de dos mecanismos distintos: la anáfora y la

catáfora. Ambos se utilizan en el discurso para hacer referencia a algún elemento presente en el mismo.

· Denominamos anáfora al fenómeno por el que una palabra remite a un elemento anterior del discurso, al cual representa. Ejemplo:

Tenemos un nuevo compañero. Es una alegría para todos y vamos a recibirlo con un aplauso. Este es el aula de segundo y aquí recibirás casi todas tus clases. Puedes preguntarme todas las dudas que tengas. Las palabras anafóricas son unidades gramaticales sin significado propio. Su significado viene dado, precisamente, por el elemento léxico al que hacen referencia. Así, en el ejemplo anterior, lo remite a un nuevo compañero, aquí al aula de segundo y el relativo que al sustantivo dudas. Las palabras que con mayor frecuencia funcionan como términos anafóricos son los pronombres personales, algunos demostrativos y posesivos, los relativos y los adverbios que tienen un valor referencial (aquí, allí, entonces...). También hay quien considera que los artículos (los tradicionalmente llamados artículos determinados) tienen valor anafórico porque acompañan a un sustantivo que ya ha aparecido previamente en el discurso:

Ayer llegó un turista. El turista…

· La catáfora es el fenómeno que consiste en anticipar alguna palabra o parte del discurso que aparecerá en el contexto posterior. Ejemplo:

Me dijo lo siguiente: que renunciaba.

A la inauguración acudieron todos: los alcaldes de la zona, la consejera, la ministra…

Aunque se lo repetí, María no me hizo caso.

En este ejemplo, lo siguiente adelanta al receptor información que aparece después, y lo mismo sucede con el pronombre indefinido todos, y con el personal se, que se refiere a María.

La elipsis

Llamamos elipsis a la supresión de algún elemento léxico del enunciado sin que se altere su sentido. Los elementos léxicos omitidos pueden ser palabras, sintagmas u oraciones. Por lo general, la elipsis se deduce lógicamente de la información precedente que indica que se ha omitido algo. Al tener que recurrir al contexto próximo, la elisión es también un mecanismo lingüístico que permite relacionar unos enunciados con otros.

Esta supresión se realiza frecuentemente en dos circunstancias:

Cuando un elemento léxico ha aparecido antes en el texto y es fácilmente identificable. Este es el caso, por ejemplo, de la omisión del sujeto en una oración cuando en ella se sigue hablando del mismo sujeto de las oraciones anteriores.

Ejemplo:

La profesora llega al instituto. Deja el bolso en la sala y entra al aula.

· Cuando un elemento léxico se deduce fácilmente por el contexto verbal. Ejemplo:

Ya sabes, despacito y en voz bien alta.

En este ejemplo, extraído de un texto que refleja el ámbito escolar, se ha omitido la forma verbal lee, deducible por el contexto (antes el maestro había dicho: Bien, y ahora vamos a empezar un poema). Desde el punto de vista de la cohesión textual, la elipsis que más nos interesa es la primera. Podemos distinguir distintos tipos de elipsis en función del elemento que se omita:

· Elipsis nominal: Te fumaste veinte cigarrillos rubios. -Me fumé diez.

· Elipsis verbal (de formas personales o no personales): ¿Vas a pasear? -

No, a estudiar. / ¿Quieres tomar otro café? -No, no quiero.

· Elipsis comparativa: Tu casa tiene el mismo estilo que la mía.

 

Antonimia

La antonimia es la relación que se establece entre aquellas palabras del texto que tienen significados opuestos. Sirve para dar cohesión al texto porque normalmente contrapone un término con otro que ha aparecido antes, estableciendo entre ellos una relación de contraste. Ejemplos:

Pedro guardaba un recuerdo bueno del viaje de fin de curso. Marta tenía uno malo.

Los listos se las arreglan y los tontos sucumben.

Los niños salieron; los mayores se quedaron.

 

Hiperonimia e hiponimia

Se dice que un término A es hiperónimo de otro término B cuando A nombra el género o la clase a la que pertenece lo nombrado por B. Por ejemplo, flor es hiperónimo de rosa, y mueble es hiperónimo de mesa. Y, a la inversa, decimos que un término A es hipónimo de otro término B cuando A nombra un tipo de B. Así, rosa, margarita, tulipán... (cohipónimos entre sí) son hipónimos de flor, igual que mesa, armario, librería... son hipónimos de mueble.

La sustitución de una palabra por su hiperónimo o por su hipónimo es un mecanismo frecuente para evitar repeticiones en el texto y contribuye a la coherencia y cohesión que debe existir entre los elementos del mismo.

El león se escapó de la jaula. La fiera estaba hambrienta.

Llevaba unas rosas en la mano. Dejó las flores en un jarrón y se acercó.

Han traído los muebles, pero ni la cama ni el armario caben en el cuarto.

Este calzado me aprieta. Voy a tener que cambiar de zapatos.

Campos semánticos

Es evidente que en el texto encontraremos palabras pertenecientes a distintos campos semánticos, que se relacionarán de un modo directo o indirecto con el tema del mismo. Así, la aparición de una serie de palabras como la siguiente, contribuirá a darle mayor cohesión al texto y nos permitirá percibir cuál es el asunto del que trata:

un coche… su conductor… aparcamiento… tráfico intenso…

 

LA ADECUACIÓN PODÉIS MIRARLA DEL LIBRO PÁG. 47,SOLO LOS 5 FACTORES A TENER EN CUENTA (RECEPTOR, CANAL, TEMA, PROPÓSITO, SITUACIÓN) ESTÁN EN NEGRITA. LOS MARCADORES DEL DISCURSO COMO OS HE DICHO, LOS MIRÁIS DE LA FOTOCOPIA EN LUGAR DE LA PÁG 46 DEL LIBRO.

IMPORTANTE LA ANÁFORA Y LA CATÁFORA.

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